Maestros

Sólo los ingenuos tenemos actitud de enseñar, los maestros no la tienen.

El maestro dice, hace, es, desplegando en todo acto su conocimiento y ofreciéndoselo a quien tiene su taza vacía.
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La taza vacía

Según una vieja leyenda, un famoso guerrero va de visita a la casa de un maestro Zen. Al llegar se presenta a éste, contándole de todos los títulos y aprendizajes que ha obtenido en años de sacrificados y largos estudios.

Después de tan sesuda presentación, le explica que ha venido a verlo para que le enseñe los secretos del conocimiento Zen.

Por toda respuesta el maestro se limita a invitarlo a sentarse y ofrecerle una taza de té.

Aparentemente distraído, sin dar muestras de mayor preocupación, el maestro vierte té en la taza del guerrero, y continúa vertiendo té aún después de que la taza está llena.

Consternado, el guerrero le advierte al maestro que la taza ya está llena, y que el té se escurre por la mesa.

El maestro le responde con tranquilidad:

- "Exactamente señor. Usted ya viene con la taza llena, ¿cómo podría usted aprender algo?"

Ante la expresión incrédula del guerrero el maestro enfatizó:

- "A menos que su taza esté vacía, no podrá aprender nada"
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El maestro es humilde. No presume de que sabe, no alardea de lo que sabe, no necesita ser reconocido por lo que sabe.

Pero siente su compromiso con lo que sabe. Sabe que su conocimiento es útil y que puede ser de ayuda para otras personas; y actúa en libertad.

Aprender de quien sabe no es, sin embargo, un acto de humildad sino de inteligencia.

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Este cuento zen La taza vacía lo he traído del blog Los cuentos que yo cuento de delokos - Eugenio García González y la imagen de Shermeee en flickr.

2 comentarios:

maimanah dijo...

Cuánta razón tienes Maite y con cuántas tazas llenas nos encontramos a diario.
Ondo segi

Maite Darceles dijo...

Mila esker, maimanah.
Tazas llenas... cafeteras vacías...
En fin que hay mucho que aprender y nos encanta!, que sí?!

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