Esta mañana me iba a poner a escribir sobre una serie de temas que me parecen de máximo interés y sobre los que estamos trabajando intensamente estos días (bueno... semanas, meses...). En esas, he topado con una interesante entrevista en el
blog de Juan Palacios relacionada desde algún ángulo con el tema, que comentaré al final.
Estamos elaborando un documento que pueda ser el soporte de la conceptualización que dé pistas y claves para orientar procesos de transformación en las empresas y organizaciones, y por efecto de éstos y también para su impulso, podríamos decir de la sociedad. En este caso, lo estamos desarrollando dentro del i-talde de conceptualización del área de Transformación Empresarial de
Innobasque.
Lo que hemos hecho hasta ahora está recogido en un documento borrador, en formato powerpoint, accesible ya desde la página de la wiki de Innobasque. De momento, os dejo el link (
documento borrador de conceptualización), e iremos comentando en la medida que el documento vaya siendo debatido, enriquecido, aprobado… Por cierto,
desde esta página se puede acceder a los documentos soporte.
En este proceso de elaboración, ayer
Alfonso nos pasaba un breve documento sobre el papel de los directivos y la propiedad en los contextos emergentes del trabajo cognitivo (
acceder). Entresaco un par de ideas:
"Segundo, romper la identificación automática entre dirección y liderazgo. Los directivos lo son porque han sido designados por la propiedad para tal fin, no porque sean “naturalmente” líderes. Por tanto, declarar absurda la intención de convertir en líderes a los directivos, en base a sesiones psicológico/terapéuticas (que, por cierto, los “trabajadores” tienen que pagarse de su bolsillo si las necesitan) y proclamar que los líderes aparecen y desaparecen en contextos, situaciones, coyunturas... determinados, y que ejercen su liderazgo no como un rol asignado, sino como una forma natural de expresión, sin necesidad de tener ningún master en la materia. Fin del liderazgo directivo.”
Muy en sintonía con
“El mito del líder” en este blog.
Recuerdo las palabras de una gerente en un interesante encuentro organizado hace unos meses desde el DIPE de la DFB con motivo del rediseño del Programa Premie. Decía que ella era gerente porque "le había tocado serlo", pero que "no tenía ninguna vocación de líder." Esta humildad y sinceridad me pareció entrañable y pensé que la presión que se ejerce desde el lenguaje del líder hace mucho daño a muchas personas que sencillamente quieren hacer mejor las cosas (y prueba de ello era el haber sido invitada y asistir a aquel acto), pero no se ven reflejadas en todo eso que se dice que el directivo líder tiene que ser.
La otra cita que saco del documento de Alfonso tiene que ver con el concepto de propiedad:
“En mi opinión, la desembocadura más inteligente es un pacto, una alianza, entre la propiedad y el trabajo, en el contexto de la economía real, en base a una distribución justa de la riqueza generada ahora y en el futuro, reconociendo que el trabajo cognitivo no puede ser alquilado, sino que integra la razón de ser de la empresa, y que, por tanto, la inversión en capital financiero no da más derecho que el de velar por una retribución razonable al mismo. Y algo más: Este pacto debería incluir la retribución a la sociedad, que, no lo olvidemos nunca, es la fuente substancial de alimentación del conocimiento y de su reproducción.”
¡¡Ahí es nada!! Nos enviaba también un interesante artículo de
Ellerman (un poquito largo y en inglés, pero si os animáis lo tenéis
aquí) que va en esta misma línea. Extraigo una pequeña parte, la más significativa en relación a este tema:
"Thus the non-transferability of responsibility, like the previously considered non-transferability of decision-making, provides an inalienable rights argument against the employment contract. Again we arrive at the conclusion that the people who work in an enterprise should be the legal members of the firm so that they would then have the joint ownership of the product and joint liability for the costs of the inputs, i.e., so they would get the positive and negative fruits of their labor.”
Y más adelante:
“There is much intellectual over-simplification in the current debate about the structure and governance of enterprises. The last decade saw the final collapse of the communist experiment and thus the apparent triumph of the alternative. But the contest between capitalism and communism that occupied so much of the world's attention in the 20th century was a false dichotomy from the beginning. Both systems assumed the employment relationship and disagreed primarily on the question of whether the employer could be private or should always be public.
That is as false a dichotomy as would be a debate in the 18th or 19th centuries about whether slaves should be privately or publicly owned. The best answer would clearly be neither. The real question was not private or public ownership of slaves but having a system where no one would be owned by others. Today the similar question is not private or public employment, but how to have a system where no one is hired or rented by others—where the people working in each enterprise would be jointly working for themselves.”
Los subrayados en negrita son míos.
Pues la entrevista a
Michela Marzano (
“Tu mala suerte es culpa tuya porque el sistema es perfecto”) me parece que va en total sintonía con todo esto. No se trata de que ahora pongamos todo el peso en el empoderamiento personal.
Hay temas estructurales, del sistema que tenemos que intentar cambiar para que la “buena suerte” pueda ser más accesible y para más personas. Y mucho de esto que hay que cambiar está en nuestros conceptos, porque desde nuestros esquemas mentales reproducimos comportamientos y nos sometemos a circunstancias que no tendría por qué ser así de forma inexorable, también son posibles otras formas de relación, seguro, ¿o es que nos creemos lo del
fin de la historia?.
No quiero decir que "yo cambio mi mirada y soluciono mi vida", sino que cuestionando miradas extendidas pero que son ineficaces e incluso pueden en muchos casos ser perjudiciales, podemos llegar a fomentar entre todos, cada uno desde su realidad, otros enfoques que se vayan extendiendo y nos permitan vivir en un sistema mejor, en contextos más humanos. Para ello, creo que tenemos que dar más importancia al debate intelectual, a la búsqueda de criterio y significados.
Parece que lo de “intelectual” no está de moda y chirría como si se tratara de algo rancio y accesible sólo para unos poquitos. Lo
guay es criticar de forma agresiva y transgresora las realidades que nos quedan más lejos, mientras que nos sometemos a las lógicas que criticamos en nuestras realidades cercanas y cotidianas (sin ser conscientes de ello, probablemente), con lo que nuestra capacidad de transformación es nula (¿capitalismo funky?) y además podemos estar haciendo un flaco favor a modestas pero valientes experiencias que quieran realmente trabajar en la transformación de la realidad, tildándolas de conniventes con el sistema y poco radicales, cuando puede que su potencia esté en ser
acciones realmente transformadoras partiendo de lo que hay y no un simple discurso, el papel todo lo aguanta.
Reivindico una forma de crítica por la que avancemos en nuestra profundización intelectual y en su difusión y que se cimiente sobre un continuo contraste con la realidad, desde la acción transformadora.
Pero ¡¡¡qué rollo soy!!!
En fin, ¿qué se le va a hacer?