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Umiltasuna
Umiltasun sentimenduaren ikuspegi egokia eta aberatsa iruditu zait.
Ondoren, gaztelaniazko testua berridazten dut, baten batek itzulpena hobetzeko proposamenen bat egin nahiko balu:
“Vemos cómo el respeto a las diferencias y obviamente a los diferentes exige de nosotros la humildad que nos advierte de los riesgos de exceder los límites más allá de los cuales nuestra autoestima necesaria se convierte en arrogancia y falta de respeto a los demás. Es preciso afirmar que nadie puede ser humilde por puro formalismo como si cumpliera una obligación burocrática. Al contrario, la humildad expresa una de las raras certezas de las que estoy seguro: la de que nadie es superior a nadie. La falta de humildad, revelada en la arrogancia y en la falsa superioridad de una persona sobre otra, de una raza sobre otra, de un género sobre otro, de una clase o de una cultura sobre otra, es una transgresión de la vocación humana del ser más.23 Lo que la humildad no puede exigir de mí es mi sumisión a la arrogancia y a la rudeza de quien me falta el respeto. Lo que la humildad exige de mí, cuando no puedo reaccionar como debería a la afrenta, es enfrentarla con dignidad. La dignidad de mi silencio y de mi mirada que transmiten mi protesta posible.”
"Hay que empezar desde la educación"
“Tienes una obsesión moral
por referir todo a lo bueno y lo malo,
sin entender que la vida es otra cosa,
más allá del bien y del mal,
espantosa y esplendorosa a la vez. Vivir no es elegir uno
u otro lado de la barrera,
sino sumergirse en el torbellino
donde se mezclan y bifurcan a la vez
sensaciones, vivencias, conductas de todo tipo. Hay gente que vive una vida ordenada,
establecida, moralmente irreprochable,
pero hay un mundo fuera que no es ese,
y es el mundo donde se decide la vida…”
Creo que más que presentar un mundo ideal, un mundo de relaciones ideales, la educación debiera enseñar cómo luchar contra aquello que no es aceptable, porque, y así concluyo, la educación se puede estar convirtiendo en una herramienta al servicio de la separación entre planos ideales superficialmente vividos y planos donde se decide la vida, o dicho de otra manera, una herramienta al servicio de la infantilización de la sociedad en lugar de contribuir a la formación de personas libres, maduras y agentes de su propio destino.
Una aproximación al crecimiento personal desde el deseo
Una de las primeras aproximaciones que tuve a la idea de crecimiento fue en la carrera con la pirámide de Maslow. Como sabéis, este autor habla de cinco niveles de necesidades que el ser humano va alcanzando por niveles, requiriendo –según este modelo- tener uno cubierto para ascender al siguiente, y en la cúspide se coloca la realización personal. Llevando a un extremo caricaturesco este modelo, podríamos caer en la tentación de pensar la humanidad como algo cuyas necesidades pudieran objetivarse y medirse, para perseguir así fórmulas que nos condujeran a mayores cotas de satisfacción global. Pero, intuitivamente algo nos dice que esto nunca podrá ser… No hay objetivación posible en algo tan subjetivo como el crecimiento personal, creo yo. Y aquí podemos encontrar la clave del fracaso del sistema educativo en el sentido de que la enseñanza reglada y objetivada no da sujetos más emancipados, libres, maduros y “crecidos” como habrían esperado nuestros abuelos, para quienes estudiar era un privilegio reservado a los ricos. Es obvio que el acceso a la cultura crea personas con mentalidades más abiertas, que son capaces de desentrañar lo esencial de lo superficial. Pero hoy por hoy a pesar del elevado número de personas que acceden a estudios superiores, no tenemos la sensación de vivir en una sociedad radicalmente más avanzada -plagada de personas realizadas- que hace unas décadas. Esta no es una sensación personal, ¿verdad?. Y creo que la clave está en que el proceso de crecimiento es un proceso no objetivable, sino subjetivo, único para cada individuo, que contrasta con la tendencia permanente hacia la objetivación del sistema educativo y los métodos académicos.
El niño nace y lo primero que percibe es a sí mismo, aunque necesite un proceso de aprendizaje -¿que dura toda la vida?- para entenderse… Nace con una pulsión de sí mismo que debe aprender a controlar y modular por el principio de realidad. Su entorno se encargará de enseñarle a contener su pulsión y a guiarse por algo que está fuera de sí mismo, pero que en buena medida interioriza (es la idea subyacente en el Superyo de Freud). Se trata de que el niño aprenda a objetivar, a controlar sus impulsos para tener comportamientos socialmente aceptables que le permitan convivir con otros en las reglas de juego que rigen cada sociedad.
Va adquiriendo modelos de comportamiento y normas objetivadas que le dictan desde algo exterior a sí mismo -aunque hayan sido ya asimilados e interiorizados- cómo comportarse para… Siempre hay un “para” cuando se actúa desde parámetros no inmanentes. “Hay que portarse bien para que mamá esté contenta y te quiera”; “hay que estudiar para aprobar los exámenes y pasar de curso”; “hay que vestir a la moda para no ser rechazada”; “hay que tener un trabajo para poder ser económicamente independiente”; etc.
Actuar según estas pautas da una sensación de seguridad al individuo. Seguridad de que va a ser aceptado en el grupo, de que está tomando las decisiones que se esperan de él y le van a deparar un mejor futuro, etc. A título de ejemplo, en sociedades con normas morales muy cerradas salirse de la norma puede poner al individuo en una situación muy delicada. Igualmente, quien hoy se sale de los patrones de consumo y estilo de vida considerados normales también se pone en una situación social delicada. Pero podríamos pensar en otros miles de ejemplos más sutiles como el lenguaje que utilizamos para que se nos etiquete de una u otra manera, lo mismo sobre el vestir o los hobbies que tenemos o los deseos que declaramos o lo que decimos y callamos en una reunión o ante el jefe… o los comportamientos derivados de la disciplina de partido en política…
Pues bien, llego a la conclusión –que supongo será obvia para muchos, pero quizá no para otros- que crecer es volver al deseo, a lo inmanente, es decir, a lo que surge del ser, quitándose capas de seguridad que te ofrece lo exterior, lo objetivado, o dicho de otra manera, establecer una nueva relación actitudinal en términos de pensamiento, emoción y acción con la propia subjetividad. El proceso de crecimiento es así un proceso de desaprendizaje y desprendizaje de elementos objetivos que nos daban una aparente seguridad para dejar que la subjetividad se despliegue, para irse encontrando uno con la desnudez de sí mismo: lo único que siempre lo va a acompañar.
Claro que entiendo este proceso como algo absolutamente social, no como una huida hacia uno mismo –cual si se tratara de un monje que se encierra en un monasterio para el resto de su existencia-, sino como un surgir de una individualidad más rica, que aporta más a su entorno y sociedad; que se erige sobre cimientos más sólidos por ser inmanentes, y por tanto indisociables del ser, inquebrantables.
Se avanza en el proceso de crecimiento, esencialmente subjetivo, a través de la compleja red de relaciones de todo tipo que cada individuo teje. Desprendiéndose de miedos, complejos y limitaciones, sin romper la red. Esto hace que sea tan difícilmente extrapolable y generalizable, aunque, como decía antes, la expresión de otras vivencias y subjetividades es fuente de mejor comprensión de la propia esencia. Recientemente leía el autobiográfico “El lugar” de Annie Ernaux que habla de la dolorosa búsqueda de un espacio diferente al que su entorno más cercano le ofrece, en coherencia -yo diría- con su plano de inmanencia. Es una mirada interesante sobre el sufrimiento con el que se recorren estos procesos.
Y tras todo esto, tras hablar de toda esta complejidad, vuelvo a un tema que he dejado enunciado en el primer párrafo: cómo se está abordando este tema desde las llamadas herramientas de gestión de personas.
Es obvio que alguien que vive su trabajo como algo que le motiva, le ilusiona, le emociona aportará muchísimo más que alguien que lo vive como una estresante y alienante pero ineludible obligación. Creo que nadie argumentará en contra de la tesis anterior. Ahora bien, el siguiente paso, una vez adquirimos conciencia de ello, puede ser –y de hecho en muchas ocasiones así es- algo así como: “es conveniente que el trabajo te ilusione, luego, te ordeno que tu trabajo te ilusione”, por supuesto, dicho con florituras, bonitos discursos, ejemplos de buenas prácticas, etc. Con esto el trabajador debe asumir otro elemento exterior más que se le impone, es decir, el de no dar muestras de que su trabajo no le motiva. Es fácil entender que esto no da como resultado un trabajo realmente realizador, sino que, como mucho, creará un nuevo plano de lenguaje y modos, contaminados de cinismo. Es fácil –en muchas ocasiones- descubrir la vacuidad de los discursos que hablan de lo importante que es lograr que el trabajo sea realizador, cuando se pretende que esto suceda “sin mover ninguna ficha”. Por decirlo de otro modo, que a alguien su trabajo le realice y le sirva para desarrollarse no es algo que pueda estar en manos del líder del equipo de trabajo si todos los elementos clave vienen dados. Si lo que queremos es un trabajo realizador, no basta con discursos, sino que hará falta que la esencia del trabajo pueda ser modificada, porque, en definitiva, es realizador aquello que surge de la propia subjetividad, y de ello tenemos un buen ejemplo en las artes. Suele caerse en una incoherencia total entre la pretensión de que una actividad sea realizadora y el hecho de que el sujeto que la realiza no tenga margen de decisión sobre el cómo, el qué, el cuándo y el para qué de dicha actividad. Concluyo así, diciendo que apropiarse de lo que uno hace es condición indispensable para que lo que uno hace le resulte realizador.
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Cuaderno de trabajo 4: Educación
Ego, reconocimiento y poder, 10-08-09
Acerca de mí
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Guías para la transformación /
Eraldaketarako gidalerroak
Autora: Maite DarcelesIlustradora: Leire Iparragirre
Editado por: BAI BFA, 2009
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Euskaraz:
Más información: en esta página de Publicaciones de Hobest.
Otros textos publicados
En esta página de Textos Publicados recopilo algunos de mis artículos publicados en distintas revistas.Escritos de Alfonso Vázquez
Por nuestra proximidad intelectual y profesional y estrecha relación, en esta otra página recojo una lista incompleta de los textos más recientes de Alfonso Vázquez.Euskarara itzultzen, euskaraz adierazten
Honetaz guztiaz gogoeta egin nahiko nuke. Euskaraz adierazterakoan sortzen zaizkidan kezkak zuek guztiekin partekatzea ere bai... Eta, noski, zera dut amets: kezka beretsuak lituzkeen norbait edo norbaitzuekin topo egitea blog honetan denon aberasteko...
Emozioak euskaraz
José Antonio Marina gaztelaniaz sentimenduen inguruko hiztegiaren azterketa egiten saiatu zela ikusi nuen, dibulgazioarako[1]; etimologia, psikologia, kultura, literatura eta beste hainbat alorretatik bidaia eginez. Gai zabal hau beste autore askok jorratu dute gazteleraz, 1647an argitaraturiko Baltasar Gracián-en “El arte de la prudencia”, esaterako. Eta beste hamaika izango dira…
Gogoeta honetan, euskarazko literaturak alor hau zenbateraino aztertu eta landu ote duen jakin-mina nuen, nire hiztegi aberasketa lan horietan oinarrituz sakontzeko, batetik, eta alor horren inguruan egindako lana urria dela frogatuko balitz, lantzeko behar hori agirian jarriko bailitzateke, bestetik.
Euskaltzaindiari kontsulta egin nion e-mail bidez. Nire kontsulta behar zen atalera eramango zutenaren erantzuna jaso nuen eta beste erantzunik ezak esateko gutxi zeukatela ematen dit aditzera. Norbaitek esango dit, nik egindako kontsulta ez dela Euskaltzaindiaren zerbitzu motetan sartzen. Beharbada. Baina, erantzuna erraza, begibistakoa izan balitz nornahi aditurentzat, zerbait bidaliko zidatelakoan nago, nire kontsulta behar zen atalera eramango zutela adeitasunez erantzun zidaten bezala. Beraz, lan handia dagoela egiteko esango nuke.
Hala, atseginez jaso nuen Bernardo Atxagak EHUko Uda Ikastaroetan emozioen inguruko ikastaroa antolatu zuelako berria (2008an bigarren zikloa izango da). Badakit baita ere ikastetxeren bat Adimen Emozionalaren inguruko materiala euskaratzen ari dela Tolosa aldean, Aldundiak bultzaturiko Adimen Emozionala garatzeko programa eta ikastaroen inguruan.
Gauzak honela, blog hau, emozio, sentimendu eta nahien mundua euskaraz adierazteko ditugun baliabide eta zailtasunak lantzeko tresna bihurtu nahi dut. Noizean noiz interesgarri iruditzen zaizkidan emozioen inguruko itzulpenak egiten saiatuko naiz eta irekita egongo da beti edonork egin nahi lezakeen ekarpenetara.
[1] “El laberinto sentimental”, 1996; “Diccionario de los sentimientos”, 1999 (Marisa López Penas-ekin batera)
Euskararen tarteari buruz...
Nire gogoetak bideratzeko blog bat abian jarri dut gazteleraz. Baina nire gogoetetan euskarak ere tarte behar zuen. Horrexegatik ekin diot beste honi ere.
Euskararen tartea-ren helburua izango da, batetik, euskaraz egiten ditudan gogoetak plazaratzea, baina baita ere buruan nerabilzkien beste bi ideiei aukera irekitzea:
- Euskarara itzultzen, euskaraz idazten: askotan beste hizkuntzetako esamoldeak euskaraz adierazi nahi ditugunean zalantzak sortzen zaizkigu. Nire gogoeten inguruan askotan gertatzen zait. Etiketa honekin adierazitako gogoetek honen inguruko nire zalantzak, proposamenak, eskakizunak… bilduko dituzte, nahi duenak bere ekarpena ere egin dezan.
- Emozioak euskaraz: Etiketa honekin, berriz, sentimendu eta emozioen mundua euskaraz nola adierazten dugun gaiaren inguruko gogoetak bilduko ditut.
Esan beharrik ez dago blogger-ek eskaintzen duen iruzkin moduaz gain, nire e-posta eskuragarri duzuela beste edozein ekarpen edo proposamen egiteko…
Blog hau elkar-hizketa izango delakoan…
Capitalísticamente correcto
Me siento en cierto modo incómoda utilizando un hecho de esta gravedad con las dramáticas consecuencias que habrá tenido para sus allegados, pero me resulta imprescindible aludir a este suceso para escribir la pequeña reflexión que me sobrevino. La expresión que oí en la voz de alguien que denunciaba tan terrible suceso me hizo pensar. Este alguien quería llamar la atención sobre la pérdida “del valor económico” desaparecida con el trabajador. Me impactó. -¿Pero a qué se está refiriendo?- pensé -¿A que este trabajador contribuye a una millonésima parte del PIB? -¿Y qué más da?, -¿A que sea un importante consumidor de latas de Coca Cola o de botellas de Txakoli o de…? -¿Y qué más da?, -¿A que sea un leal contribuyente a las arcas públicas? -¿Y qué más da?...
¿Qué más da todo eso cuando la vida desaparece? ¿Mi vida merece la pena porque contribuyo con algún que otro ladrillo al edificio económico? ¿Porque participo de una u otra relación económica? Me resisto con toda rotundidad a aceptarlo. Mi vida y la tuya tienen otro sentido, otro significado, distinto, indiferente al que en un momento dado podemos asumir en el entramado económico. No hay que pensar demasiado para percatarse de los aberrantes discursos a que nos llevaría valorar las vidas en función de su inserción y relación con lo económico: cinismo, frivolidad, deshumanización.
El sistema económico y las lógicas económicas son constructos humanos que, como muchas de las producciones humanas, llegan a tener múltiples consecuencias no predichas, no controladas, no deseadas. Sentenciar, sugerir, insinuar siquiera que el valor del hombre queda determinado –aunque sólo sea parcialmente- por su acoplamiento al entramado económico es como entrar de lleno en un cuento de ciencia ficción donde el hombre termina sirviendo a la máquina creada por sí mismo: el sistema económico confiriendo significado a las vidas. ¿Tan cerca estamos de esa mentalidad o es un mero espejismo?
Intuyo que no había mala intención en el autor de la desafortunada alusión, quizá todo lo contrario. Creo que sólo pretendía valorizar por todas las vías que llegaba a imaginar la vida humana, y en esas quiso utilizar un lenguaje “capitalísticamente correcto” para que, hasta desde la óptica ciega –no humana- del capital, se pudiera entender esta pérdida humana.
Pero este interlocutor se equivocó. El lenguaje es un instrumento humano para que sea utilizado entre humanos, no para que sea “entendido” por las máquinas creadas por nosotros. Las máquinas pueden procesar la información, pero no dotar significados.
Era una expresión sutil que probablemente pasó desapercibida para muchos radioyentes, pero a mí se me empezaron a erizar los pelos, porque inconscientemente contribuía a crear un lenguaje deshumanizado. ¿No estamos cayendo con demasiada frecuencia en un lenguaje -que propondría llamar- “capitalísticamente correcto”? El lenguaje es la herramienta básica que tenemos para conocer el mundo, y así, para transformarlo, pues es el conocimiento la herramienta que nos permite su transformación. Creo sinceramente, y con gran preocupación, que el uso de un lenguaje deshumanizado contribuye y contribuirá a una transformación del mundo en clave de deshumanización. ¿Intentamos evitarlo?
El mal de alturas
¿Por qué este blog?
Me he lanzado a abrir un blog... ¿Por qué? ¿Para qué? La verdad es que aún no lo sé muy bien... No tengo una bolita mágica para saber qué ocurrirá con este blog. Tenerlo me permitirá disponer de un medio para expresarme cuando me apetezca. ¡Qué lujo! ¿verdad? Podré compartir mis reflexiones sobre aquello que me sugiere algo, sobre aquello que me emociona o que me molesta… Iniciar con-versaciones. Es cierto que seguiré viviendo mi lucha entre esa parte de mí que quiere expresarse y esa otra que prefiere permanecer. Supongo que esta es una vivencia muy humana, y que no soy diferente sintiéndome así.
Estas modernas tecnologías nos permiten disponer muy fácilmente de un medio para decir. Quizá lo difícil sea la segunda parte: que otros me regalen su tiempo, sus palabras, su ingenio… con su atenta lectura y sus comentarios que enriquezcan las reflexiones que yo plante, para que echen raíces, crezcan, se ramifiquen y se llenen de hojas y flores...
Bueno, el primer paso está dado…