Esta semana que viene “Guías para la transformación”, mi primer y último libro, verá luz, nacerá… ¿o había nacido ya? El proceso de elaboración concluyó hace ya unos meses (hace mucho que Borja Lastra escribió sobre él en el blog del Servicio de Innovación), pero la edición tiene muchos intríngulis que una vez recorridos ves que el trabajo ha merecido la pena. Ha merecido la pena contar con las ilustraciones de Leire Iparragirre, que no dejan indiferente a nadie. Ha merecido la pena el trabajo de colaboración para la traducción entre Amaia Imaz (a través de Di-da), Karlos Santisteban y yo misma. Ha merecido la pena revisarlo una y otra vez para introducir matices y corregir carencias. Ha merecido la pena el trabajo de maquetación a cargo de BAI, principalmente de Borja Martínez. Y, finalmente, el libro verá luz y las y los que queráis lo podréis tener en vuestras manos para leerlo, releerlo, subrayarlo, contradecirlo, debatir sobre él… Gracias a todas las personas que habéis colaborado para que sea una realidad, y muy especialmente a las personas del Departamento de Innovación y Promoción Económica de la DFB y a las de BAI.
El libro se lee fácil, muy fácil; eso me dicen. Pero tiene trampa: su fácil lectura puede hacernos creer que estamos llegando al fondo del planteamiento, cuando sólo surfeamos en las olas. Por ello, también me dicen que se disfruta más en la segunda lectura que en la primera, ya que ello facilita que uno pueda ubicar las ideas que se presentan en su marco conceptual (o constelación de referentes, que decía Mikel) y alcanza un grado de comprensión y conexión mayor.
Supongo que todo aquel que escribe un libro cree aportar un cierto valor a través del intento de recoger experiencias, vivencias, contrastes, conceptos, ideas que puedan ser útiles también a otros... A mí me pasa. Y, como supongo que pasará a todo aquel que escribe un libro, me encantaría que te sirviera para algo a ti, que estás leyendo esto, y que, además, de alguna manera, me llegara algún tipo de feedback de ello, en la forma que sea. Yo pido. (El otro día leía un librito titulado algo así como “Aprendiendo a ser feliz” de Ken Keyes y una de las tres recetas que daba era la de “pide todo lo que quieras, pero nunca exijas”. Me parece una buena guía. Cierro el paréntesis.) Decía que pido recibir feedbacks en la forma que sea. Con esto, simplemente te hago saber que me encantará establecer debates sobre el libro y que en la medida que el tema suscite interés iremos articulando posibilidades más allá del correo electrónico o comentarios en el blog. El libro se está planteando como uno de los ejes inspiradores del nuevo programa Eraldatuz o de Personas (aún no tiene un nombre definido) del DIPE de la Diputación Foral de Bizkaia, lo cual es todo un reconocimiento y una gran responsabilidad para mí. Tenemos abierto un debate presencial y virtual para seguir profundizando en estos y otros conceptos con la gente de ese Servicio de Innovación, que está resultando muy interesante y enriquecedor. Lo denominamos como "Mesa de aprendizaje colectivo", nombre que responde a la realidad. De ello han hablado ya Julen y Borja en sus blogs.
Creo que entre todos tenemos que inventar nuevos enfoques que nos permitan avanzar y abrirnos a nuevas realidades, que nos permitan entrar en dinámicas constructivas, de creación de riqueza, riqueza social, que superen dinámicas destructivas y deshumanizadoras… Y ahora, con la explosión de la crisis, su necesidad se ha puesto mucho más de manifiesto. Dice Sami Naïr: “Habría sido sorprendente que [la crisis] no afectase también a la ideología, los métodos y los conceptos forjados estos últimos treinta años para justificar el capitalismo globalizado. Esta crisis está demoliendo sin piedad los prejuicios, las normas, los valores de quienes creyeron inocentemente en la santa eternidad de ese sistema.” (“Las élites ante la crisis”, El País, 7/03/2009)
Lo tenemos que intentar…
El libro se lee fácil, muy fácil; eso me dicen. Pero tiene trampa: su fácil lectura puede hacernos creer que estamos llegando al fondo del planteamiento, cuando sólo surfeamos en las olas. Por ello, también me dicen que se disfruta más en la segunda lectura que en la primera, ya que ello facilita que uno pueda ubicar las ideas que se presentan en su marco conceptual (o constelación de referentes, que decía Mikel) y alcanza un grado de comprensión y conexión mayor.
Supongo que todo aquel que escribe un libro cree aportar un cierto valor a través del intento de recoger experiencias, vivencias, contrastes, conceptos, ideas que puedan ser útiles también a otros... A mí me pasa. Y, como supongo que pasará a todo aquel que escribe un libro, me encantaría que te sirviera para algo a ti, que estás leyendo esto, y que, además, de alguna manera, me llegara algún tipo de feedback de ello, en la forma que sea. Yo pido. (El otro día leía un librito titulado algo así como “Aprendiendo a ser feliz” de Ken Keyes y una de las tres recetas que daba era la de “pide todo lo que quieras, pero nunca exijas”. Me parece una buena guía. Cierro el paréntesis.) Decía que pido recibir feedbacks en la forma que sea. Con esto, simplemente te hago saber que me encantará establecer debates sobre el libro y que en la medida que el tema suscite interés iremos articulando posibilidades más allá del correo electrónico o comentarios en el blog. El libro se está planteando como uno de los ejes inspiradores del nuevo programa Eraldatuz o de Personas (aún no tiene un nombre definido) del DIPE de la Diputación Foral de Bizkaia, lo cual es todo un reconocimiento y una gran responsabilidad para mí. Tenemos abierto un debate presencial y virtual para seguir profundizando en estos y otros conceptos con la gente de ese Servicio de Innovación, que está resultando muy interesante y enriquecedor. Lo denominamos como "Mesa de aprendizaje colectivo", nombre que responde a la realidad. De ello han hablado ya Julen y Borja en sus blogs.
Creo que entre todos tenemos que inventar nuevos enfoques que nos permitan avanzar y abrirnos a nuevas realidades, que nos permitan entrar en dinámicas constructivas, de creación de riqueza, riqueza social, que superen dinámicas destructivas y deshumanizadoras… Y ahora, con la explosión de la crisis, su necesidad se ha puesto mucho más de manifiesto. Dice Sami Naïr: “Habría sido sorprendente que [la crisis] no afectase también a la ideología, los métodos y los conceptos forjados estos últimos treinta años para justificar el capitalismo globalizado. Esta crisis está demoliendo sin piedad los prejuicios, las normas, los valores de quienes creyeron inocentemente en la santa eternidad de ese sistema.” (“Las élites ante la crisis”, El País, 7/03/2009)
Lo tenemos que intentar…
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2 comentarios:
Pues mi más cordial enhorabuena, Maite, y, desde luego, mi decidida recomendación para su lectura, tantas veces como sea de desear (¿cuántas lo he leído yo? No llevo la cuenta...). Ha sido un año de elaboración, como siempre ocurre, duro, con sus momentos de crisis, con la tentación del abandono que siempre acompaña al creador, pero ilusionado, creativo, maravilloso... Lo has conseguido, y ahora disfruta de sus frutos, y nosotros también los disfrutaremos.
Gracias.
Muchas gracias a ti, Alfonso. Gracias por animarme siempre y por todo lo que me has enseñado.
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